Israel García: “El ascenso no es fruto de la casualidad, sino labor de profesores y compromiso de jugadores”

En esta ocasión, la entrevista no es con un jugador de la Escuela, sino con un integrante del equipo de entrenadores. Con Israel García, la mano derecha de Dani Esquerdo. Acaba de lograr, como capitán del Equipo 1, el ascenso de categoría a 3ª División. Y lo tiene muy claro: “Haber conseguido el objetivo no es fruto de la casualidad, sino por la labor de todos los profesores y el compromiso de los jugadores”. El lema de Isra, conocido así por todos, se resume en “compromiso” y “trabajo”, además de intentar inculcar valores que se puedan trasladar a cualquier faceta de la vida. Ese el espíritu de todas y cada una de sus clases tenísticas.






¿Qué valoración haces y cuál ha sido la clave del ascenso?
En primer lugar, que no es fruto de la casualidad, sino consecuencia de la labor todos los profesores, con Dani a la cabeza, con César, Víctor, Alberto, Álvaro, Pablo y con Carlos y de los jugadores, que cada vez se implican más en las actividades que les ofrece la Escuela. Todo esto tiene su recompensa. Yo lo veo como un ascenso que era toda una obligación. El pasado año descendimos de categoría pero, con el nivel de la Escuela, qué mínimo que estar en 3ª División. Y la clave está en que tenemos muy buen equipo, con 16 ó 17 jugadores que lo hacen con plenas garantías. Esto, nos ha servido para que todos los partidos se resuelvan de forma satisfactoria.


Tras haber conseguido el objetivo, ¿qué les puedes decir a todos los jugadores con los que has contado a lo largo de la Liga?
Estoy muy orgulloso del compromiso que han tenido. No sólo valoro el ascenso, en el sentido del resultado, sino que llevan entrenando muy bien varios años y al final todo da sus frutos.


El equipo ya está en 3ª División. ¿Cómo va a ser la próxima temporada?
Va a estar complicada. Sin embargo, creo que es bastante factible que mantengamos la categoría, en función de la gente que tenemos, si no hay cambios y si todo sigue con normalidad.


Cuánto tiempo llevas en la escuela? 
Como jugador desde el año 2004 y como entrenador desde el 2007. Empecé entrenando en grupos colectivos a las 17.30 horas. Enseguida me propusieron cambiar a grupos de competición, luego comencé a jugar la Liga, vi que me encantaba la competición y el tenis. Poco a poco me fui formando como entrenador y al final estoy aquí, desde que amanece hasta que anochece.


¿De qué éxito tenístico, protagonizado por ti como capitán, te sientes más orgulloso? 
Respecto a los éxitos, no me fijo mucho en ello. Valoro mucho más el día a día…no me puedo aferrar en uno en concreto. Cada uno es diferente y cada uno tiene sus circunstancias. El de este año es especial por volver a la categoría, el por equipos cadete de 2014 también fue especial porque formábamos un grupo de amigos y ascendimos. No puedo cuantificar cuál es el mejor, todos tienen su encanto.


¿Qué tratas de inculcar a tus jugadores?
Valores como el trabajo diario, el compromiso y que esto es como la vida. No triunfa quien más facilidad tiene, sino quien está más al pie del cañón, quien más trabaja. En definitiva, compromiso y trabajo. Intento transmitirles, también, mi pasión por el deporte y por el tenis y que para llegar a un sitio tienes que hacer las cosas de una determinada manera. Intento inculcar valores que se puedan extrapolar a cualquier faceta de la vida diaria, por lo que no pretendo ser un profesor de tenis tenis.


¿Cómo te gustaría que te recordaran los alumnos que han pasado por la Escuela?
Como una persona que les ayudó a mejorar no sólo su nivel tenístico, sino como alguien que les ha inculcado valores que podrán utilizar en cualquier ámbito de la vida. Cada vez enseño menos tenis y, por el contrario, intento enseñar más otras cosas. Con el paso de los años me he dado cuenta que, al final, los niños aprenden a jugar al tenis solos. Simplemente intento ser un guía, un canal, para sacar el máximo potencial de ellos, pero no quiero que me recuerden como el típico “profesor chapa”, el profesor pesado, sino como una persona que intenta sacar de ellos su mayor capacidad.


De todos los alumnos que han pasado por la Escuela, ¿quién te impresionó más por sus condiciones y su tenis?
No me voy a mojar por ninguno. Han pasado muchos y muy buenos y con alguno ha habido más feeling, no sólo tenístico, sino de amistad o afinidad. Una persona con la que tengo mucha afinidad es Pablo Díaz, porque le di su primera clase y también le di la última. He visto toda su evolución y es un ejemplo a seguir tanto en el aspecto tenístico, como de compromiso con la Escuela, comportamiento, etc.


¿De quién has aprendido más como profesor de tenis?
Tengo muchas influencias en ese sentido. He aprendido mucho con Dani, desde que empecé hasta hoy. También, de todos los profesores de la Escuela se aprende constantemente. Es un continuo feed-back. Desde los más veteranos, como Dani y César, a los más jóvenes, como Víctor, Alberto, Álvaro y Carlos. Por otro lado, veo muchos videos en internet, leo libros de tenis e intento coger lo mejor de cada uno. Para mi, no hay un profesor perfecto. Te puedes quedar con la especialidad en la parcela de cada uno, ya que a unos se les da muy bien enseñar la técnica y a otros llevar un grupo. Pero no sólo como profesor de tenis. Guardiola, para mi, es un referente en cómo llevar un equipo y gestionarlo. Intento coger de varias parcelas, lo mejor de cada uno.


Además de tus obligaciones diarias, le echas un buen número de horas a tus espaldas con tus quehaceres tenísticos. ¿Cómo es tu día a día?
Ahora mismo es complicado, porque estoy haciendo las prácticas de la Universidad de 8.00 a 14.00 horas y en la Escuela de 15.00 a 22.00, aunque los martes y jueves mi jornada finaliza a las 23.00 horas. El día a día es complicado y luego los fines de semana, entre la Liga y las clases, también estoy bastante liado. Si te quieres dedicar de manera seria y profesional tienes que echarle muchas horas. Es un gremio que exige mucho sacrificio y, sobre todo, estar mucho tiempo con el alumno, involucrarte bastante para que sienta que soy un amigo, no sólo un monitor de tenis.



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