Los dos jóvenes capitanes de la Escuela


Son dos monitores muy jóvenes que ya tienen la responsabilidad de llevar a los equipos 1 y 2 de Tenis de la Escuela de Tenis&Pádel Amanecer en la actual temporada. Daniel Esquerdo, el director, les ha otorgado esas capitanías. Se trata de Alberto Guida (24 años) y de Álvaro Moral (20 años).


Ambos coinciden en afirmar que, en sus comienzos tenísticos, entre los 10 y 12 años, se decantaron por la Escuela de forma absolutamente fortuita. Alberto Guida cuenta que su inicio fue de "rebote". Añade que, en la calle, se encontró con su vecino. "Iba con una raqueta y me dijo que se había apuntado a tenis en la Escuela del Amanecer. Como yo tenía la tarde libre me bajé con él. Me gustó y yo también me apunté". Dice que empezó a entrenar en el grupo de competición, "vi que se me daba bastante bien y hasta hoy".


Álvaro: “Dani me hizo la prueba y desde entonces sigo aquí”
Por su parte, Álvaro Moral comenzó en la Escuela del Prado de Santo Domingo y al tercer año no veía clara su continuidad en esa escuela, "toda vez que no recibía lo que yo quería"."Casualmente, mi padre se encontró con un amigo suyo, que es el padre de otro compañero del Equipo de Entrenadores de la Escuela, Víctor Campos. Como los dos niños jugábamos al tenis, el padre de Victor le dijo al mío que me trajera al Amanecer para que me hicieran una prueba. Hablamos con Dani, me hizo la prueba y desde entonces sigo aquí".

Al llegar a la Escuela, Moral compitió Liga y Campeonatos por Equipos, lo que le faltaba en su anterior escuela. "Y también torneos individuales. Ahora, siendo absoluto juego torneos casi todos los fines de semana".

Guida siempre se ha sentido muy cómodo en la Escuela -"es que más que una escuela es una familia", dice- y nunca se planteó abandonarla y buscar otra. Ha competido invariablemente con el club y ha jugado algún que otro torneo, pero de forma muy esporádica.


Alberto se siente muy identificado con los chavales
Ahora es el capitán del Equipo 1 y le vienen a la memoria recuerdos muy buenos de su época de jugador. "Veo a los chavales y me siento muy identificado con ellos. Me acuerdo mucho de las jornadas de liga, las salidas, el buen ambiente que se suele generar en el equipo...porque a mí me ha gustado más jugar la liga que ir individualmente a jugar torneos. Esto último suponía ir sólo, tener que esperar. Conocías a la gente, sí, pero no tenías tanto trato y relación como el que se consigue jugando la liga con tus compañeros que, al final, se convierten en tus propios amigos. Con ellos compartes, día a día, los entrenamientos, y te identificas más como jugador de tenis".

Álvaro, a los dos años de llegar a la Escuela, tenía muy claro su objetivo: ser entrenador. "Cuando llegué a la escuela, Dani me recibió y me trató como uno más y como parte de la familia", se deshace en elogios y agradecimientos. Da las gracias a Daniel Esquerdo por todo su apoyo y añade que "siempre me ha dado muchas oportunidades para llegar a ser profesor".

Moral tiene como referencia a Israel García Robles, tanto como entrenador como persona. "Pero no sólo a él, sino también a todos los entrenadores de aquí, porque de todos he podido sacar algo. Ahora, también a Alberto Guida, con el que tengo más relación y con el que estoy descubriendo otra forma de entrenar y que me gusta bastante. Ahora es mi compañero, amigo e incluso hermano, con el que puedo trabajar".


De ningún modo, Alberto sospechó que podría ser capitán
Alberto, por su parte, afirma que, en su faceta de entrenador, ha aprendido de todos sus profesores. Comenzando por Dani, del que asegura que, en la Escuela, “ha sido como un padre para mí en todos los aspectos, como alumno suyo, como profesor y como persona”.

Además no se olvida de los profesores que ha tenido. Y cita a "Héctor, Javier Meneses, Luis Llanes, Luis De la Fuente, Ismael Pontvianne". "Todos ellos, al final, han acabado siendo mis propios compañeros", confiesa orgulloso. "De todos he aprendido un poquito, cada uno me ha inculcado diferentes aspectos deportivos, desde la competición hasta el respeto, el juego limpio, etc. De cada uno he ido cogiendo parcelas para formarme y ser lo que soy".

De ningún modo, Alberto sospechó que podría ser capitán del equipo, "porque nunca imaginé que acabaría dando clases de tenis". Sin embargo, desde lo más hondo, comenta que "sí, que es verdad, que de pequeño, tenía la ilusión de dar clases, de ser profesor y de llevar un equipo. Bajaba con mis amigos y les daba clases de tenis. Iba con un bote de bolas y les enseñaba cómo se hacía una derecha y un revés, por ejemplo".



Álvaro siempre tuvo la ilusión de llevar un equipo y dar clases
Confiesa que siempre tuvo la ilusión de llevar un equipo, de dar clases, de enseñar y, "hoy por hoy, ver que lo tengo es mi mayor ilusión. Ver que los chavales compiten, que salen felices de la pista y cuando salen tristes, hablar con ellos, ayudarles y apoyarles. Al final, ver que la gente es feliz, sin duda es una satisfacción personal enorme".

Una vez conseguido el curso de entrenador, la meta que se propuso Álvaro fue ser capitán de tenis en la Escuela. "Me encanta llevar a los chavales y, sobre todo, que todos tengan la oportunidad de jugar, algo que yo no tuve en el club en el que comencé".

Guida cree que el Equipo 1, encuadrado en Tercera División, se podrá mantener sin dificultades y considera que esa es la categoría en la que el club debe estar. "No creo que haya ningún problema para permanecer en ella", declara.



Lo fundamental es que los chicos se diviertan
Moral, que es el capitán del Equipo 2, se refiere a la fortaleza de su conjunto en la categoría, concretamente la Cuarta Base. "Puede estar por arriba. Por la parte de abajo de la tabla yo creo, sinceramente, que no". Prueba de ello es que "se podría ascender", señala. "Siempre es duro ascender sobre todo porque, por ejemplo, Valdepelayos, tiene muy buen equipo, con jugadores con un ránking nacional que no bajan del 3.000. Es tremendamente difícil, pero el ascenso, si se dan unas determinadas circunstancias, puede lograrse".

Álvaro considera que lo principal es que los chicos se diviertan, que ninguno se cabree, que no aparezcan los malos rollos entre unos y otros, que estén alegres, que disfruten del tenis y que no se sientan frustrados. "Un profesor se centra, siempre, en que los chicos tienen que avanzar y yo quiero que avancen y compitan. Mi objetivo es que se diviertan y que también saquen la vena de competición, que es la misma que tengo yo. En definitiva, que tengan pasión por este deporte".

Alberto, por su lado, se muestra satisfecho "pase lo que pase", mientras que “todos los jugadores salgan contentos de la pista, felices y con la sensación de que han hecho su mejor trabajo". Por ello, "ganemos o perdamos, subamos o bajemos, ganemos la liga o no la ganemos, si el equipo está contento, yo estaré contento. Mientras que vea que hay buen ambiente y que sigamos siendo una pequeña familia y llevándonos lo bien que nos llevamos, esa va a ser mi mayor alegría".



Alberto comenzó con una clase los sábados
Guida asegura que "intentamos fomentar el compañerismo, el respeto, la amistad...en el momento en que se perdieran uno de esos valores sería, para mí, la mayor decepción a nivel deportivo, principalmente porque soy yo quien la tiene que controlar".

Lleva entrenando siete años. Recuerda que comenzó con una clase los sábados cuando sólo tenía 17 años y ahora ha cumplido los 24. "Al principio estaba de jugador y entrenador. Era el Luis Aragonés del tenis".


Moral tiene 20 años y este es el cuarto dando clases como entrenador. Tiene muy asimilada la filosofía de la Escuela: el alumno puede ser profesor. "De hecho, todos hemos sido alumnos de la Escuela y estamos de profesores quienes no nos hemos querido separar de esto".

Hace un par de años, el equipo infantil de la Escuela, capitaneado por Alberto, se proclamó campeón de su grupo sin necesidad de jugar los tres partidos de dobles en cada eliminatoria. Esto es, su superioridad fue incuestionable. En este año, el equipo junior quedó campeón de su liguilla, tuvo que jugar semis y luego la final. Sólo en una ocasión el equipo jugó en casa, concretamente en semifinales, y jugó la final a domicilio, proclamándose campeón de su división y logrando el ascenso.


Se siente muy orgulloso de estas victorias. "Han sido dos de dos. Los dos campeonatos por equipos que he jugado han sido campeonatos que hemos ganado". Casi los mismos jugadores del infantil han sido los que han intervenido en el junior.

"A nivel personal y grupal, me siento bastante contento, les tengo muchísimo aprecio y tengo la sensación de que es recíproco, también de ellos a mí", revela. "Muy contento de haber ganado los dos campeonatos, principalmente por ellos", comenta.

Y añade con indudable emoción que "al verles las caras en los partidos, cuando ganan o cuando saben que han ganado la eliminatoria y ver su sonrisa..., para mí eso es mi título, independientemente del trofeo o de la placa. Para mí el mayor trofeo es ver cómo el equipo hace piña, cómo se abrazan y cómo están felices".

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